El 12 de octubre de 1492 llegó a tierras de lo
que hoy se conoce como América la primera expedición de españoles comandada por
Cristóbal Colón. Inmediatamente, una vez que pusieron el primer pie en tierra,
declararon estos territorios como propiedad del Real Imperio Español, por la
fuerza, impusieron su religión, mataron muchos habitantes originarios que se
atrevieron a confrontar su misión conquistadora. Trajeron sus enfermedades y
otros millones más murieron.
Han pasado ya 520 años desde que el almirante
genovés llegó a tierras americanas y la conquista aún no termina.
El pasado viernes, dos días después de la
marcha de los motociclistas, el Arzobispo de San José, monseñor Hugo Barrantes,
calificó como una “Malacrianza”
bloquear las calles del país. Estas declaraciones, unidas a las de la “señora” Laura Chinchilla Miranda, demuestran una vez
más a favor de quién y a quiénes protegen los altos dirigentes de la Iglesia
Católica.
Pero eso no solo se da en nuestro país, por
ejemplo en Nicaragua, durante el
gobierno sandinista de los 80´s, el Cardenal Obando y Bravo se plegó a Daniel
Ortega, cuando la “Contra” ganó las elecciones se cambió su bando y en las
últimas elecciones de ese país lo volvimos a ver haciendo campaña política a
favor de Ortega.
Aproximadamente el 70 por ciento de la
población costarricense somos católicos, número que ha venido en descenso en los
últimos 15 años. Según una investigación de la Universidad Nacional (UNA) entre
los años de 1998 – 2007 los protestantes aumentaron sus seguidores en un 3 %,
las personas sin religión un 3,5% y los católicos no practicantes aumentamos un
12%.
Sin lugar a duda el que no exista al
Inquisición (al menos como era en la edad media), contar con un Papa que en la
época de los 70´s y 80´s fue enemigo de la U.R.S.S por ser comunistas pero
nunca criticó la dictadura de Pinochet en Chile, su sucesor formó parte de las
filas de la Juventud Hitleriana, los constantes escándalos con sacerdotes
(inventados o ciertos) tanto en nuestro país como en USA, Irlanda, España,
entre otros; han hecho que cada vez sean más las personas decidan separarse de
esta Iglesia.
La Iglesia Católica, o al menos sus altos
dirigentes, 1979 años después de la muerte de Jesús, a mi parecer, no han
entendido que la misión que les dejó fue proteger a los que menos tienen, de
las personas que por su condición diariamente son abusados por sus patronos,
sus gobernantes, por personas con más poder.
Sin ánimos de blasfemar, estoy seguro que si
Jesús estuviera en este momento en la tierra, habitando como un ser humano más
(como hace casi 2 mil años), estaría participando de las marchas en defensa de
la Caja Costarricense del Seguro Social (C.C.S.S.), contra la represión
policial, en la marcha de los indignados, la primavera árabe, en la marcha de
los motociclistas.
Esa actitud de la Iglesia, de hacer mancuerna
con los grupos gobernantes y poderosos económicamente, en contra del pueblo, le
ha restado mucha credibilidad.
Popularmente hay un dicho que dice: “hay pa´todos
o hay patadas”. Si para el señor Hugo Barrantes estas manifestaciones son una
malacrianza, entonces también lo son las procesiones de Semana Santa y Navidad. En estas celebraciones se cierran
calles, tanto en pueblos como en las cabeceras de provincias, donde impiden al
30% de la población no católica y al 25% de católicos que no practicamos, el
libre tránsito. También se deberían prohibir “El Festival de la Luz” y los
Topes, estas actividades prohíbe que las personas (tanto a pie como en
vehículos) pasar de norte a sur de la capital.
Hay que ser consecuentes, si para una cosa son
malos los bloqueos para el resto también, en esto no hay grises, todo es blanco
y negro
Carlos Herrera Carvajal
04/12/2012
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