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martes, 16 de abril de 2013

Atolillo con el dedo.



No es falta de respeto a quien porta la banda tricolor, pues el respeto se gana y la señora se ha negado a respetar a los costarricenses.


Después del 11 de abril más bochornoso en la historia de la “Segunda República” donde por puro orgullo la despresidente, mejor vestida del mundo y menos querida de Latinoamérica, realizó un despliegue policial digno del desprestigiado premio Nobel de la paz y conocido por sus actos de gobierno llenos a más no poder de uniformados: su antecesor.  Así para no ver la espalda del pueblo llegó incluso a ignorar a la prensa y demostró lo firme que es.

La señora que ha realizado numerosos desfiles de moda alrededor del mundo, utilizando el erario público para satisfacer a sus anchas el gusto por los aviones y los vestidos caros le tuvo miedo al costarricense. Miedo, porque su gobierno ha sido única y exclusivamente para la clase empresarial de este país, son ellos quienes califican de irrespetuosa la manifestación del trabajador. Son estos grupos quienes utilizando la excusa de la falta de dinero en el gobierno realizan ataques directos para que sean los trabajadores y el pueblo quienes paguen la falta de recaudación fiscal.


Después de tan despampanante acto, tildado como irreverente, irrespetuoso y falto de toda capacidad de negociación incluso por miembros de su mismo partido político (en un claro acto de cálculo electoral); el discurso oficial del gobierno ha bajado de tono, a conciliar, a negociar.
De más es recordar el tema de las manifestaciones cuando con cánticos como “que vergüenza, estas calles que son nuestras, las quieren privatizar” y “esta concesión es pura corrupción” miles de ciudadanos dieron un no rotundo al contrato que concesiona por 30 años la Autopista General Cañas, es decir, la Ruta 1 hasta San Ramón.

Así, los grupos que se manifiestan solamente en contra de esta concesión son muchos, además que se muestran dispuestos a sentarse a la mesa de negociaciones, como históricamente lo han hecho, de espaldas a la clase trabajadora. Desde el presidente del PLN, mismo partido que impulsó la ley, hasta el PAC quienes estuvieron a favor del modelo de concesiones, hoy dicen que no. El que diga que este no es un mero cálculo electoralista, esta ciego. 

Otros partidos, quienes abiertamente solicitan se derogue la ley como el progresista Frente Amplio y el izquierdista de los Trabajadores, hicieron presente a parte de su militancia. Sin embargo, aún en estos dos, los cálculos son diferentes. La Juventud del Frente Amplio dedicó la manifestación para hacer campaña electoral en pro del diputado José Villalta, lanzando consignas electoreras y con actos propios más de una plaza pública, mientras que el PT mostró su clara intención de derogar la ley antes mencionada. Ambos partidos están inscritos a nivel nacional para las elecciones 2014.
El gobierno se sentó a dialogar con los alcaldes alajuelenses, mientras que el colectivo denominado Foro de Occidente llamó a desconocer dicha reunión.  La idea de este no reconocimiento es clara y entendible a cualquier nivel: “No a la concesión”.

Mientras la desgobernadora de Costa Rica sigue sin dar declaraciones del bochorno del 11 de abril le da atolillo con el dedo al pueblo, invitándolo a negociar. Es importante que se tenga claro: no es suficiente con cambiar el contrato, es necesario negar dicha concesión.

Para esto, no es suficiente con informar a la población, tras cada reunión, sea del Foro, sea sectorial; se debe tomar la decisión de llevar a la calle el apoyo de los métodos de lucha que se proponen. Así, conjunto con las herramientas legales que brinda el estado, tales como el Contencioso Administrativo, apelaciones a la Contraloria o cualquier otro acto administrativo o judicial, es necesario que el pueblo salga y se manifieste en las calles. 

Es necesario también, que en medio de esta coyuntura, los demás gremios con exigencias que reivindican derechos de la clase trabajadora se unan. Las consignas no deben ser solo contra la concesión de obra pública, sino también a favor de la Caja, contra el Salario Único, a favor de la sindicalización en el sector privado, contra los tarifazos y contra cualquier otro ataque que afecte al trabajador. Podría ser un buen momento para implementar una coordinadora de todos estos frentes a nivel nacional y empezar a ejercer luchas solidarias a la vez de llamar a todos aquellos costarricenses que saben que es necesario luchar en la calle, invitarlos a integrarse y formar parte activa de los movimientos sociales.

Ante los constantes ataques al pueblo, ante la eliminación de derechos y la privatización de obra pública el mensaje es claro: el sistema está avanzando hacia el neoliberalismo y está en el pueblo trabajador evitarlo y esto se logrará solamente con la lucha en la calle.

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